Orgullosos de nuestras Tejedoras de agua
En Norte de Santander, nororiente de Colombia, existe un municipio escondido entre las montañas y rodeado de verdes paisajes, donde un grupo de mujeres a través del tejido artesanal busca rescatar las tradiciones culturales que de a poco se han ido perdiendo; se trata de ‘Las tejedoras del agua’, convirtiéndose en motivo de orgullo para miPáramo, ellas fabrican diferentes productos a base de lana virgen, la confección terminada es vendida en múltiples escenarios microempresariales y plataformas que apoyan el impulso y crecimiento de esta idea de negocio que ya fue reconocido por el Ministerio de Medio Ambiente de Colombia como ‘negocio verde, generando un impacto ambiental positivo, incorporando buenas prácticas sociales y económicas con enfoque de ciclo de vida que además contribuye a la conservación de recursos, beneficiando a trece familias de Mutiscua.
Una de estas mujeres es Gladys Adriana Anteliz, alma líder de la asociación Asomerced y propietaria del terreno El Pino en la apacible vereda La Aradita, en Mutiscua, Norte de Santander. Una mujer resuelta, cuyo espíritu altruista converge con el de su familia y comunidad, sumando fuerzas para rescatar la tradición familiar de confeccionar prendas de lana únicas.
«Asomerced es una asociación que está conformada por 22 socias, 13 familias que viven en el Páramo de Santurbán, municipio de Mutiscua y ha sido un rescate de una tradición que ha venido de nuestras familias; hicimos un grupo de mujeres y empezamos a hacer estas cositas y a la gente le empezó a gustar y nos organizamos como una asociación» narra Adriana mientras enseña con orgullo sus productos elaborados a mano.
Metamorfosis Terrenal con el Programa
La jornada comenzó con la iniciativa miPáramo, convocando a individuos y familias dispuestos a salvaguardar los bosques en sus terrenos, por amor a la naturaleza. Esta iniciativa surgió como una inédita y ecológica aventura que despertó la participación activa de las familias, trastocando sus rutinas comunes en actividades que impactan positivamente en el planeta. De aquí surge el relato de Gladys Anteliz, una visionaria con la disposición de retribuir a la naturaleza, contando con el respaldo de expertos del fondo de agua, para custodiar más de 7 hectáreas, la mitad del terreno, y plantar 600 árboles nativos, como arrayanes, robles, alisos y Gaques. Además, han revitalizado dos manantiales que han experimentado un incremento en su caudal desde la reforestación, en un conmovedor abrazo con el tiempo.
Evolución de un Emprendimiento con Alma
Asomerced florece de la necesidad de dar un nuevo propósito a la lana de las ovejas tras su esquila, convirtiéndola en un recurso reproductivo en lugar de un residuo inerte. Trece familias, unidas por un deseo férreo y una pasión compartida, abrazan la causa de la conservación mientras dan vida a la artesanía del tejido. Sus raíces se hunden en las veredas de La Aradita, San Agustín y El Aventino, en Mutiscua.
Al amparo del programa miPáramo Emprende, han recibido enseñanzas que perfeccionan la confección de las prendas, el insumo primordial (las ovejas) y un telar. Ellas sueñan en grande como distribuidoras de tejidos de alta calidad, confeccionando tejidos que nutran el entorno. Este programa es un intercambio benéfico, donde las familias cuidan sus bosques y manantiales, a cambio de apoyo para fortalecer, visibilizar y comercializar sus prendas a nivel nacional e internacional.
Gladys Adriana cuenta emocionada qué: “nuestros productos han gustado muchísimo, ya nacional e internacionalmente los conocen gracias a miPáramo y BioCuenca se han podido exportar y esa es la ilusión, que nosotras podamos vivir de este producto”.
Estas 22 mujeres son el claro ejemplo que, con la asesoría correcta y el acompañamiento en todos los procesos, se puede impactar positivamente a una población que además contribuya en el cuidado de los recursos naturales reafirmando qué miPáramo es la inversión de nuestra vida.
Redacción: Jhorman Leal