FORTALECIMIENTO COMUNITARIO Y SOSTENIBILIDAD: LAS LOMBRICOMPOSTERAS DE CHARTA
En el municipio de Charta, Santander, un proyecto innovador ha tomado forma, integrando la sabiduría comunitaria con prácticas sostenibles: las ‘lombricomposteras’. Este esfuerzo colectivo no solo fortalece la unión entre la comunidad, también promueve la protección del recurso hídrico y el medio ambiente. Desarrollado bajo el marco del proyecto miPáramo, este proyecto destaca la capacidad de las comunidades rurales para diseñar, planear y ejecutar obras significativas que benefician tanto a las personas como al entorno.
Las ‘lombricomposteras’ surgen como una estrategia complementaria a otras iniciativas de miPáramo, integrándose perfectamente con el componente social denominado Mesas Comunitarias. A través de estas mesas, se gestionan los recursos necesarios y se fomenta la participación activa de los beneficiarios en cada etapa del proyecto. Los participantes reciben formación en el diseño, manejo y sostenimiento de las estaciones de lombricompostaje, ejecutando el proyecto con el apoyo técnico del equipo de campo.
Juan Camilo Aguilar, coordinador de campo, destaca el esfuerzo y dedicación de la comunidad:
«Quiero contarles que este proyecto se ha desarrollado con la comunidad del municipio de Charta. Aquí a mis espaldas pueden ver una estructura que representa trabajo, esfuerzo y dedicación, además de mucho entusiasmo por parte de esta comunidad. Esto corresponde al proyecto de ‘lombricomposteras’ planteado, diseñado, formulado y ejecutado por el personal técnico de campo del proyecto miPáramo y la comunidad que demostró interés desde el principio».
El proyecto implica la fabricación de los nódulos, el acondicionamiento del ecosistema, la cría y levantamiento de lombrices, la producción de alimento para las mismas y el sostenimiento de la estación de lombricompostaje. Este proceso comunitario se enfoca en la producción de abonos sólidos y líquidos, derivados de la transformación que realizan las lombrices. Estos abonos no solo permiten la autosuficiencia de insumos para los cultivos locales, sino que también se vislumbran como una potencial fuente de ingresos económicos al comercializar los productos resultantes.
Ana maría Caballero, propietaria de la finca La Belleza, comparte su entusiasmo por el proyecto:
«Me convocaron a una reunión en el municipio de Charta y allí nos dieron una charla sobre el proceso de lombricompostaje. Lo vimos muy viable y quisimos participar en este proyecto con mucho entusiasmo y alegría. Veo en este proyecto muchas cosas positivas».
María Acevedo, otra participante del proyecto, añade:
«Estoy en este proyecto de lombricompostaje y llevamos tiempo trabajando poco a poco. Hay que seguir una guía, pero he visto muy bien este trabajo porque es un beneficio para nosotros mismos».
El desarrollo de las ‘lombricomposteras’ es un testimonio del esfuerzo conjunto de la comunidad y el equipo técnico. Los beneficiarios, muchos de los cuales no tenían conocimientos previos en construcción o arquitectura, han logrado construir estructuras funcionales y sostenibles a través de la cooperación y la dedicación. Este proyecto no solo beneficia a los participantes iniciales, sino que también tiene el potencial de extenderse y beneficiar a una mayor parte de la población.
Juan Camilo Aguilar, al mostrar las instalaciones, comenta:
«Aquí pueden ver una estructura realizada completamente por los beneficiarios del proyecto. Esto ha sido posible gracias al esfuerzo técnico y profesional del equipo y, más que todo, gracias al trabajo arduo de la comunidad. Ninguno de ellos tenía conocimiento de arquitectura ni de nada relacionado, pero juntos hemos podido generar estas obras que van a beneficiar no solo a las personas involucradas inicialmente, sino también, en una mayor escala, a muchas otras personas. Aquí pueden ver nuestros tanques de lombricompostaje y cómo llevamos a cabo nuestros procesos con esfuerzo, dedicación y el deseo de que nuestro proyecto siga adelante».
El proyecto de las ‘lombricomposteras’ en Charta es un ejemplo inspirador de cómo la colaboración y la dedicación pueden transformar una comunidad. Al integrar prácticas sostenibles y fomentar el conocimiento compartido, se construyen las bases para un futuro más autosuficiente y respetuoso con el medio ambiente. Los abonos producidos no solo mejoran la calidad de los cultivos locales, sino que también representan una nueva fuente de ingresos para los agricultores.